
Ocho puntos de diferencia. Aunque sea cosa de dos, el Mundial de Fórmula 1 2025 afrontará una segunda mitad de temporada preciosa. Que será papaya, ya no queda duda. Tras otro doblete brillante de McLaren en el Gran Premio de su casa, el de Gran Bretaña. Lando Norris completó su resurrección ante un público que le ama, fue profeta en su tierra y se pega a un Oscar Piastri que se pasó de insolente. Quiso ser el Verstappen de la historia, y Max solo hay uno. El que corre (todavía) en Red Bull. Una maniobra irregular le castigó con 10 segundos y permitió que Norris levante la mano. Quiere título.
Silverstone es la carrera donde todo puede pasar. Y más con la lluvia que arreció durante todo el domingo y preparó una cita con las dos palabras que cambian el asunto: condiciones mixtas. Partió de mojado y algunas curvas secas. Después llegó el diluvio y una autodestrucción de Oscar Piastri que regaló a Norris la victoria. Es cosa seria lo suyo. También la de Nico Hulkenberg, que por fin lo logró. Cambió de estrategia, subió al podio. Era el peor coche de la parrilla en Australia.
Digno de mención es la carrera de un Fernando Alonso que ya no se baja del top-10. Terminó 9º tras jugársela. Aston Martin fue un equipo destacado, hizo que Stroll y el asturiano cambiasen de paso en momentos clave, y les salió redondo el asunto. Un 6º de Lance y 9º de Fernando son la mejor de las noticias. Pese a que el botín no fuese con el que podrían soñar.
La carrera se recordará. Por sus historias y los dramas. En el inicio el lío vino por los intentos con slick desde el inicio. La pista mezclaba las dos condiciones, y George Russell, Charles Leclerc o Kimi Antonelli lanzaron esa propuesta, mientras que Verstappen no falló en los semáforos ante Piastri.Norris, por su parte, sufrió con Hamilton. Más allá, Alonso perdió paso con un buen Gasly mientras que Sainz les seguía de cerca. Como aliño, los parones por errores de Lawson y Bortoleto y alguna mirada al cielo.
Aunque Verstappen no llegó muy lejos y las gotas no frenaron a los McLaren. Max Verstappen era un tiro en las rectas por la configuración de ala más propia de Monza que le dio la pole. Pero aguantó ocho giros. Piastri, primero, hincó el diente. Se preparó adelantar, Verstappen patinó antes de la recta larga y el líder de la Fórmula 1 salió como un cañón para mandar.
Era el momento adecuado, pues el cielo no perdonó justo después. Venía el diluvio universal, los intermedios eran poco eficientes y la defensa de Verstappen ante Norris pasó a ser la atracción. Una mala parada y dos coches de seguridad, por lluvia y un fuerte accidente de Hadjar al tocar con Antonelli, lo evirtaron hasta que el drama llegó al campeón neerlandés.
Básicamente, Piastri mandaba en la pista y quiso hacerlo en la parte moral. Algo de primero del manual del campeón. Deceleró cuando se iba el ‘Safety Car’, aceleró con todo y desquició al campeón. Verstappen perdió el coche en la entrada a la recta y su carrera cambió radicalmente. El jaleo. «Ha frenado de golpe», reclamaba Max. El australiano tomó riesgos, quizá innecesarios, y los comisarios no tardaron en sancionarle con 10 segundos. Ahora tenía que luchar… contra Norris. La forma de perder todo lo construido.
Insolencia, en toda regla. Norris pasó a tener las de ganar y supo mantener cada arreón de su compañero. Cuando la pista se secó, dio e acelerón definitivo que apartó a Piastri a cinco segundos con las gomas de seco. Era el derechazo al mentón y se unió a un recto de Piastri que confirmó que la carrera ya era territorio de Lando Norris. El nuevo héroe nacional. Y quiere el título. «Es un sueño ganar en casa. No lo olvidaré en mi vida», contó Lando.
Los McLaren, no hay dudas, son los jefes de un Mundial que ahora solo tiene ocho puntos de diferencia en favor de Piastri. El australiano ha perdido dos duelos seguidos, y la presión debería notarse. A su lado se subió Hulkenberg. Y no por suerte. Porque se lo curró. Como el que más. «Es increíble, no lo podemos creer», repetía su muro.
Esa batalla fue un regalo. Stroll y Hulkenberg, con los que nadie contaban, se ganaron una oportunidad al beneficiarse de la locura estratégica. Facturaron una pelea bellísima, y Hamilton, paso a paso, fue recortando. Hasta otro golpe. El cambio de condiciones alteró todo, Sauber metió al alemán y puso en jaque al ídolo local. No pudo con Hulk, que por fin entraba en un top-3 del Mundial. Es suya. Un héroe absoluto.
Fernando Alonso vivió una aventura en la zona media de la tabla. Porque cuando otros se la jugaban, como su compañero Stroll, Hulkenberg y Ocon, el asturiano trataba de luchar con Gasly. «Conmigo siempre os sale mal», reclamó a su equipo. Le alejó en la tabla y le metió en un lío donde Russell, a contrapié todo el día, o Verstappen fueron actores principales. El neerlandés se marchó con un escaso 5º tras salvar los muebles después de lo vivido. Es lo que hay.
Alonso jugó a lo grande. La realidad es que a un bicampeón no le vale el top-10 sin buscar más. Cuando la pista cambió, Aston Martin paró a Alonso y lanzó una ofensiva con neumáticos de seco. La pista era puro patinaje, y la misión necesitaba de héroes. Pese a que empezó al límite, poco a poco fue enderezándolo hasta que se transformó en un enorme resultado. Pasó a Russell en pista, Sainz falló y entró en un meritorio 9º después de ser adelantado por Albon.

La alegría de Alonso se contrapone con la tristeza de Carlos Sainz. Se agarró al manual de resistir. De alargar sus stints con los neumáticos intermedios y ver como coches más rápidos, como Verstappen o Leclerc con un toque incluido, se lanzaban para pasarle. Pero el drama aguardaba cuando tenía el top-10.
El madrileño perdió sus opciones de un buen resultado cuando Leclerc, de nuevo, destrozó sus opciones. Le tocó y reventó el Williams. Salió a más de seis segundos del Haas de Bearman y de Russell, con lo que solo podía resignarse a ser el 12º de una carrera en la que mereció mucho más. Y no es la primera vez que le pasa en este 2025.