diciembre 17, 2025
Dr. Aurelio Vargas Aguilar

Tu siglo se muere de un mal imprevisto/ tu mundo estΓ‘ loco SeΓ±or Jesucristo, / ya no hay alma, verso, ni luz ni oraciΓ³n/ por eso te elevo mi plegaria santa, / desde el incensario de mi corazΓ³n. Estos fueron los primeros versos del aplaudido poema β€œPlegaria lΓ­rica” escritos en el aΓ±o 1800, por el poeta manabita JosΓ© MarΓ­a Egas, evocando a Jesucristo en momentos de suprema angustia como consecuencia de la dolorosa situaciΓ³n del mundo, despuΓ©s de la primera guerra mundial, desde la cual nacΓ­a y se propagaba el nacismo en el mundo, asomando de ahΓ­ en adelante la fiebre del apoderamiento polΓ­tico manejado a base de fraudes en los procesos electorales.

La violencia humana se ha apoderado de la mente de los delincuentes y reos, rebasando todos los lΓ­mites que el ser humano puede imaginar, siendo la raΓ­z de esta violencia el dios dinero que mueve los hilos de tanta gente de todos los estratos sociales.

Si doscientos aΓ±os atrΓ‘s, al mundo se lo sentΓ­a frenΓ©tico y desequilibrado, ahora los hechos traspasan las barreras, en forma de demencia y enajenaciΓ³n, los seres humanos, unos entontecidos por el dinero, otros por el poder polΓ­tico y unos cuantos obnubilados por la maldita droga han tomado posturas de dioses disponiendo del don sagrado de la vida, ultrajΓ‘ndola y privΓ‘ndola a su manera y antojo.

Existe una ruina moral con ausencia de respeto a la vida, a sus derechos, a su dignidad, se ha hecho tabla rasa de las normas y principios de los tiempos bΓ­blicos. La palabra moral ha perdido su valor; pero que valor puede tener en estos hombres que embrutecidos por la droga roban, secuestran, violan, matan. QuΓ© significado puede tener en la boca de tantos embusteros que, por ocupar una dignidad o un cargo, la tienen a flor de labio, para luego ir a saquear, a robar.

En nuestro paΓ­s las cΓ‘rceles de un momento a otro se convirtieron en carnicerΓ­as, las calles son campos de batalla, y lo peor, al otro lado del mundo con prepotencia y soberbia, asoma un dios de barro, que, prevalido de su potencia y poder inicia una guerra que atenta la paz del mundo. Por todo esto, cΓ³mo no entender la lΓ­rica exclamaciΓ³n de JosΓ© MarΓ­a Egas β€œTu siglo se muere de un mal imprevisto, tu mundo estΓ‘ loco SeΓ±or Jesucristo.

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